Libro 2. Eclipse. El Encuentro Con La Doncella Celestial PDF
El segundo libro trata acerca de la joven Reina de los tiempos antiguos, la Doncella Celestial, el espíritu del lapislázuli y el entrelazamiento de destinos que se ha producido a lo largo de los tiempos…Extracto del libro:Sumire había nacido en una familia de aristócratas empobrecidos, cerca de la ciudad de Edo, como la cuarta hija de la familia. Su único hermano varón mayor se suponía que heredar...

Elena Kryuchkova - Libro 2. Eclipse. El Encuentro Con La Doncella Celestial

Libro 2. Eclipse. El Encuentro Con La Doncella Celestial

Elena Kryuchkova, Olga Kryuchkova

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Langue
espagnol
Format
epub
Chargé

Description

El segundo libro trata acerca de la joven Reina de los tiempos antiguos, la Doncella Celestial, el espíritu del lapislázuli y el entrelazamiento de destinos que se ha producido a lo largo de los tiempos…Extracto del libro:Sumire había nacido en una familia de aristócratas empobrecidos, cerca de la ciudad de Edo, como la cuarta hija de la familia. Su único hermano varón mayor se suponía que heredaría toda la modesta propiedad familiar y los padres trataban de casar de sus hijas de la forma más rentable posible. Así, las dos hermanas mayores de Sumire se habían casado con hombres ricos de una edad respetable y habían llegado a convertirse en viudas.Pronto Sumire entró en la madurez. Sus padres también le encontraron un prometido. Como los maridos de sus hermanas mayores, era un viudo de edad avanzada.—¡No quiero casarme con él! —La muchacha se enfadó de inmediato—. ¡Es tan viejo como el abuelo!—¡Piensa en la familia! —le amonestó severamente su madre—. ¡Un matrimonio ventajoso puede mejorar nuestra situación! ¡Y tú también vivirías en la abundancia! —¡Es un viejo! ¡No quiero ser su esposa! —La muchacha no se rendía.—¡Es una gran opción de matrimonio! ¡Piensa en lo mucho que te beneficia! ¡Tus hijos serían sus herederos! —objetó de nuevo su madre—. ¡Además, tú misma has dicho que es viejo! ¡Piensa que enviudarás unos pocos años después de la boda y te convertirás en una mujer libre! ¡Serás una mujer libre y rica! ¡Pero para eso necesitas darle un hijo!Sumire se dio cuenta de que era inútil discutir con su madre. Simuló obedecer. Pero, en realidad, planeaba huir de casa.La muchacha puso en marcha su plan una noche sin luna unos días después. Se puso ropa de hombre. Se llevó consigo algunas joyas y abandonó silenciosamente la casa.Por suerte para ella, las deidades se apiadaron y no le pasó nada malo. Aun así, al final se dio cuenta de que había actuado de forma muy poco razonable y con frivolidad. ¡Después de todo, los ladrones podrían haberla atacado desde la primera noche tras escapar! Pero, por suerte, todo acabó bien.… Después de irse de casa, Sumire pensó: «¿Qué debería hacer ahora?» ¡Probablemente debía haberlo pensado antes de huir! Pero ya era tarde para lamentarse.Lo más razonable le parecía ir a otra ciudad, vender las joyas y comprarse una pequeña casa. Y luego casarse con algún joven amable.¡Pero Sumire siempre había sido una «rebelde»! Y, obedeciendo a un vago impulso, decidió crear una compañía de actores, porque siempre le habían gustado las actuaciones de actores y actrices, la música y la danza.***En cuanto Himiko abandonó el santuario se oyeron gritos por todas partes:—¡El sol! ¡El sol! ¡Amaterasu se lleva el sol! —¡Vamos a morir todos! —gritó el sacerdote mientras huía.Himiko observó al cobarde sacerdote con una mirada de enfado, luego alzó los ojos a los cielos y vio un disco negro que avanzaba lentamente por encima del sol. La oscuridad se iba apoderando de la ciudad…La imagen que se presentaba involuntariamente a la mirada de la muchacha la paralizaba de asombro y temor. Por un momento, Himiko se quedó en pie aturdida, incapaz de pronunciar una sola palabra. De repente, recordó las lecciones de su antiguo maestro y de uno de los antiguos tratados astrológicos que había leído una vez. Hablaba de un fenómeno celestial que se producía de vez en cuando en el mundo.Ese tratado hablaba del llamado «eclipse solar», cuando la luna y el sol se alineaban y la luna ocultaba completamente la luz del día. De acuerdo con un antiguo

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