De la vida feliz PDF
San Agustín dedica este libro a Teodoro, su gran amigo, quien también se dedicó a hablar de la vida feliz. El gran obispo de Hipona considera que la filosofía es el puerto seguro que conduce a la felicidad y todos los hombres deberían buscarlo, pero muchos no lo hacen. Hay tres clases de hombres:  Unos que llegando a la lucidez racional, se refugian en la filosofía con esfuerzo y ayuda, al mismo ...

San Agustín - De la vida feliz

De la vida feliz

San Agustín

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Idioma
español
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epub
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Descripción

San Agustín dedica este libro a Teodoro, su gran amigo, quien también se dedicó a hablar de la vida feliz. El gran obispo de Hipona considera que la filosofía es el puerto seguro que conduce a la felicidad y todos los hombres deberían buscarlo, pero muchos no lo hacen. Hay tres clases de hombres:  Unos que llegando a la lucidez racional, se refugian en la filosofía con esfuerzo y ayuda, al mismo tiempo dirigen y señalan a los demás para llegar al puerto seguro.  Hombres que divagan en la búsqueda, caen en agonía, la tormenta los hunde en la miseria.  En el umbral de la adolescencia radican en la búsqueda ven señales y recuerdan su patria, dentro de los cuales muchos emprenden el retorno hacia el puerto o simplemente acaban y se pierden en las tinieblas. Todos estos hombres son atraídos de diversos modos a la tierra firme de la vida feliz, para llegar a ella han de evitar muchas cosas. Aquellos que aspiran o entran en la filosofía han de evitar y temer el orgulloso afán de vanagloria. San Agustín narra como la lectura del libro de Cicerón –Hortensius- le inflamó en colmarse con ardor y deseo de la filosofía y como decidió dedicarse a ella. Luego cuenta como ha sido su vida entorpecida y el paso por las diversas escuelas en ese proceso navegación y búsqueda de llegar al puerto de la filosofía. Primero conoció a hombres que veneraban a la luz física, como realidad Suma y Divina, le parecía que allí estaba la verdad. Después conoció a los académicos. Seguidamente le ayudó mucho la predica del sacerdote y del mismo Teodoro. De modo que mejoró en su concepción de Dios y del alma, a través de la desconsideración corporal. Sin embargo, en esta búsqueda le detenían y opacaban su deseo por la filosofía: la atracción de las mujeres y la ambición de los honores. Sin embargo, buscaba la vida feliz y al mismo tiempo leía los libros de Platón, pues en su vida misma vacilaba en la cuestión del alma. A sus amigos les ofrece unas disertaciones, donde tratarán el tema de “la vida feliz”, este hecho ocurrió el día 13 de noviembre, en el día de su cumpleaños, después de la comida se sentaron a debatir: su madre Mónica; su hermano Navigio; Trigecio y Licencio ciudadanos y discípulos de san Agustín; Lastidiamo y Rústico sus primos hermanos y Adeodato su hijo.

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